La turbidez del agua es uno de los parámetros esenciales que hay que controlar en el tratamiento del agua potable. Esta medida óptica, expresada en NTU (Unidades Nefelométricas de Turbidez), refleja la presencia de partículas en suspensión que enturbian el agua y pueden comprometer su calidad sanitaria. Comprender la problemática de la turbidez y las tecnologías disponibles para reducirla es crucial para garantizar un agua potable de calidad óptima.
Entender la turbidez: un indicador clave de la calidad del agua
La turbidez es el resultado de la presencia de diversas partículas en el agua: materia orgánica, arcillas, limo, microorganismos y residuos de corrosión. Estas partículas, cuyo tamaño varía de unas pocas micras a varios cientos de micras, dispersan la luz y dan al agua su aspecto turbio.
Las normas francesas y europeas establecen umbrales estrictos para el agua destinada al consumo humano. La normativa exige niveles de turbidez inferiores a 2 NTU al final de la planta de tratamiento, con un valor objetivo recomendado inferior a 1 NTU. Hay varios factores críticos detrás de este requisito:
En primer lugar, una turbidez elevada puede enmascarar la presencia de microorganismos patógenos y reducir la eficacia de los tratamientos de desinfección, en particular los UV. Las partículas en suspensión también pueden actuar como portadores de bacterias y virus, protegiéndolos de los desinfectantes. En segundo lugar, desde un punto de vista organoléptico, los consumidores perciben inmediatamente el agua turbia como no potable, lo que puede comprometer la aceptabilidad del producto.
Tecnologías de referencia para reducir la turbidez
Para tratar eficazmente la turbidez del agua potable pueden utilizarse varios enfoques tecnológicos. Cada solución ofrece ventajas específicas en función del contexto de aplicación.
Coagulación-floculación
Esta técnica química sigue siendo la referencia para las grandes plantas de tratamiento. Consiste en desestabilizar las partículas coloidales mediante la adición de coagulantes (sulfato de aluminio, cloruro férrico) y, a continuación, utilizar floculantes para favorecer su agregación en flóculos sedimentables. Aunque eficaz, este método requiere una gestión rigurosa de los reactivos y genera lodos que hay que tratar.
Membranas de filtración
La ultrafiltración y la microfiltración utilizan membranas semipermeables para retener las partículas. Estas tecnologías ofrecen una barrera física absoluta y garantizan una calidad constante, pero requieren protección contra la obstrucción y conllevan importantes costes de inversión y funcionamiento.
Filtración por medios granulares
Los filtros de arena o antracita son una solución probada, sobre todo para el tratamiento terciario. Sin embargo, requieren retrolavados regulares y pueden presentar problemas de rendimiento en caso de variaciones importantes de la carga de partículas.
Filtración automática: una respuesta innovadora
Frente a las limitaciones de las tecnologías tradicionales, la filtración automática mediante tamices metálicos o textiles se perfila como una solución especialmente adaptada a los retos actuales. Esta tecnología combina eficacia de filtración, bajo mantenimiento y funcionamiento autónomo.
Filtros automáticos Hectron: rendimiento y polivalencia
Hectron, fabricante francés especializado en soluciones de filtración automática desde 2004, ofrece dos gamas principales de filtros de turbidez de alto rendimiento: las gamas AG y AS.
Gama AG: polivalencia para redes presurizadas
Los filtros automáticos de la gama AG están diseñados para funcionar en redes con presiones superiores a 2 bares. Su versatilidad los convierte en la solución preferida para muchas aplicaciones de tratamiento de agua potable.
Estos filtros ofrecen un rango de filtración excepcionalmente amplio, de 0,5 a 500 micras, lo que permite adaptarlos con precisión a las necesidades específicas de cada instalación. Para la reducción de la turbidez, los umbrales de 1 a 3 micras son especialmente eficaces, lo que facilita la consecución de objetivos reglamentarios inferiores a 1 NTU.
La gama AG puede manejar caudales considerables, de hasta 340 m³/h, manteniendo una presión de funcionamiento de 2 a 16 bar. El sistema de limpieza por rampa de aspiración garantiza una eficacia de limpieza óptima con un consumo de agua reducido, que suele representar menos del 2% del caudal tratado.
Un ejemplo concreto ilustra este rendimiento: en la estación depuradora de Seythenex (74), explotada por Veolia, un filtro AG300-E de 1 a 3 micras trata 18 m³/h de agua de captación ligeramente turbia, garantizando una calidad conforme a las normas para el abastecimiento de agua del pueblo.
Gama AS: experiencia en baja presión
La gama AS responde a un problema específico: el tratamiento eficaz a muy baja presión. Estos filtros pueden funcionar con tan sólo 0,6 bares de presión aguas arriba, una característica única que los hace especialmente adecuados para aplicaciones de protección de intercambiadores de bombas de calor o instalaciones alimentadas por gravedad.
Con un rango de filtración de 6 a 500 micras y caudales de hasta 340 m³/h, la gama AS de filtros automáticos ofrece las mismas prestaciones de tratamiento que la gama AG, pero en condiciones de presión reducida. Esta capacidad abre nuevas posibilidades de instalación, sobre todo en redes donde la presión disponible es limitada.
El sistema de limpieza automática, activado por el diferencial de presión, mantiene un rendimiento constante sin intervención humana. Esta autonomía es una gran ventaja para las instalaciones aisladas o de difícil acceso.
Ventajas operativas de las soluciones Hectron
El uso de filtros automáticos Hectron para la reducción de la turbidez ofrece varias ventajas decisivas con respecto a las tecnologías convencionales.
La ausencia de consumibles es una gran ventaja económica y medioambiental. A diferencia de los filtros de cartucho o de bolsa, no hay componentes que sustituir periódicamente, lo que reduce considerablemente los costes operativos y el impacto medioambiental.
El mantenimiento mínimo es una segunda ventaja operativa. El sistema de limpieza automática garantiza un funcionamiento autónomo, limitando la intervención a los controles periódicos y al mantenimiento preventivo anual.
La certificación ACS (Attestation de Conformité Sanitaire), disponible para toda la gama, garantiza el cumplimiento de la normativa para aplicaciones de agua potable. Esta certificación, obligatoria para todos los equipos en contacto con el agua destinada al consumo humano, simplifica los trámites administrativos y garantiza la conformidad sanitaria.
Criterios de selección y dimensionamiento
La elección entre las gamas AG y AS depende principalmente de las condiciones hidráulicas de la red. Para presiones superiores a 2 bar, la gama AG ofrece la mayor polivalencia. En cambio, para aplicaciones de baja presión o cuando hay que minimizar la pérdida de carga, la gama AS es la solución óptima.
El dimensionamiento depende del caudal a tratar, de la calidad del agua bruta y de los objetivos de calidad que se pretendan alcanzar. Para una reducción eficaz de la turbidez, se suele recomendar un umbral de filtración de 1 a 3 micras, lo que permite obtener un rendimiento inferior a 0,5 NTU.
La integración de otras tecnologías (UV, ósmosis inversa, ultrafiltración) para la protección puede requerir umbrales de filtración más finos, de hasta 0,5 micras, para optimizar la eficacia y la vida útil de los equipos aguas abajo.
Conclusión
El control de la turbidez es una cuestión fundamental en el tratamiento del agua potable. Los filtros automáticos Hectron de las gamas AG y AS ofrecen una respuesta tecnológica moderna y eficaz, combinando rendimiento de filtración, autonomía de funcionamiento y bajo impacto medioambiental. Su capacidad para adaptarse a las limitaciones específicas de cada instalación, ya sea en términos de presión, caudal o calidad del agua, los convierte en la solución elegida por los profesionales deseosos de optimizar sus instalaciones de tratamiento garantizando al mismo tiempo una calidad ejemplar del agua.